El otro día realizamos en clase un estudio sobre las emprendedoras, es decir, las mujeres que se adentran en el despiadado mundo de los negocios; dicho trabajo está centrado en la
asociación Ellas 2.0, a cuya página podéis echar un vistazo.
Cuando el profesor nos lo planteó en un primer momento, la cosa me resultó curiosa, ya que me parece criticable y no demasiado constructiva la excesiva tendencia a la sexualización de toda actividad humana. Siento que, en muchos aspectos, estamos pasando de un machismo injustificable a un feminismo injustificado. ¿Qué ocurre con este caso? Os dejo opinar solitos, aunque en este caso la diferenciación sí me ha parecido un poco más plausible que en otros, al menos de partida.
A continuación os adjunto extractos del trabajo que realizamos a propósito de todo este marrón intersexoempresarial, respetando la estructura original de éste y añadiendo y quitando cosas. Así son los extractos que yo hago.
¿Existe un marco propicio para el trabajo de las emprendedoras en España?
Bajo mi punto de vista el marco para el trabajo de las emprendedoras es tan, o tan poco, propicio como para de los emprendedores; no por ello afirmo que exista una igualdad de oportunidades a niveles laboral, ya que estadísticamente está reflejado que los sueldos suelen ser inferiores en el caso de las féminas.
¿Es conveniente distinguir entre emprendedoras y emprendedores?
Opino que, de base, nunca se debería diferenciar entre emprendedores atendiendo al sexo, sobre todo en lo concerniente a los inversores. El criterio que debería primar sería la viabilidad y rentabilidad del negocio en cuestión.
Sin embargo, viendo el nivel de agrupación y asociación del colectivo de emprendedoras en la red, cabe suponer que existen motivos para ello.
¿Cuáles son sus aspectos diferenciadores?
Una de las diferencias más llamativas que he encontrado es el poco impacto de la tecnología en los proyectos de las emprendedoras, que como leí en la
página de Ellas 2.0 son una ínfima minoría al lado del número de proyectos tecnológicos dirigidos por emprendedores. Según leí en
una noticia de El País, existe una diferencia entre mujeres y hombres en cuanto al uso de Internet. Los hombres, como explica el artículo, son líderes en navegación web, mientras que ellas se caracterizan por un mayor uso de las redes sociales. Esto puede que denote un diferente enfoque entre géneros hacia el uso primario de la red.
En términos más generales, las emprendedoras denuncian una posición social desventajosa que se traduce, entre otros, en falta de visibilidad y de incentivos para exprimir sus aptitudes.
¿Qué tipo de áreas de negocio son las más comunes entre las emprendedoras?
- La mayor proporción de mujeres gerentes se encuentra en el ámbito de los autónomos (47,8% del total de autónomos en 2008), de las cuales la mayor parte se centran en actividades comerciales y hosteleras.
- También existe una proporción considerable de mujeres encargadas de la gerencia de empresas de 10 o más trabajadores (29,14% sobre el total de gestores de este tipo), de las cuales la mayor parte pertenece a los sectores hostelero y comercial.
En cuanto a la emprendeduría propiamente dicha, se crean mayormente actividades en el sector servicios y, dentro de éste, se concentran en comercio y servicios personales y a empresas.
¿Cuáles son los problemas más importantes ante un cambio de dichas áreas?
Entiendo que los problemas propios de los cambios en los sectores afectan por igual al hombre y a la mujer. La clave bajo mi prisma es saber ser flexible y capaz de reaccionar correctamente ante los cambios que el mismo entorno genera. Es un factor determinante para ello la implantación de nuevas tecnologías como valor competitivo.
¿Ofrece http://www.ellas2.org/ respuesta a estas cuestiones?
De cara al estudio del entorno laboral en el que se desenvuelven las emprendedoras, la página no facilita demasiada información al centrarse en la entidad de la asociación Ellas 2.0 de manera casi exclusiva. Por otra parte creo que los contenidos quedan en cierto modo opacos para el neófito, como es mi caso, siendo ello algo que quizá juegue en contra de su propósito principal.